Lo que me interesa desarrollar en este ensayo no es
una definición de la acción, ya sea en términos políti cos o artísticos, ni tampoco una clasificación de tipos de acciones, sino su construcción como un discurso que
da sentido a la actividad artística. Se trata de plantear
la acción como un punto de vista para entender,
relacionarnos y situarnos frente al mundo a través de
las prácticas artísticas, afirmando la posibilidad de
que éste pueda ser distinto. Si aplicamos este punto
de vista a la danza, obtendremos unos resultados
diferentes que si nos acercamos desde otro
enfoque. No me interesa aquí únicamente discutir
ciertos elementos que se han desarrollado en la
danza a partir de su consideración como forma de
acción, como el recurso a la primera persona o la
confrontación abierta con el público, sino, en un
sentido más general, el imaginario social que está
detrás de dicha consideración.